Juan Roig, presidente del
Instituto de la Empresa
Familiar
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Madrid- La Ley de
Igualdad propuesta por el Gobierno, que se tramita
en la actualidad en el Congreso de los Diputados,
cuenta con otra oposición más. Las empresas
familiares rechazan de plano la «imposición» de
cuotas en los consejos de administración. El
Instituto de la Empresa Familiar (IEF) muestra su
desacuerdo en el último número de su revista
corporativa, en la que, sin embargo, aplaude las
intenciones de la nueva
normativa.
El IEF considera
que «el liderazgo de las compañías no puede ser
condicionado por un sistema de cuotas» y que en
«los consejos de administración deben estar los
mejores, los que acumulen mayor experiencia,
conocimiento, visión estratégica, con
independencia de su raza, sexo o
religión».
El Gobierno ha
propuesto que las mujeres ocupen, como mínimo, el
40% de la representación de los órganos de
gobierno de las empresas en el plazo de ocho años.
Esta propuesta ha levantado ampollas en el mundo
corporativo. La CEOE y el Consejo Económico y
Social (CES) ha denunciado que la ley encierra una
discriminación por género. Incluso algunas
directivas, como Ana Patricia Botín, no han tenido
reparo en rechazarla públicamente. La presidenta
de Banesto defendió hace un mes el papel de la
mujer en la alta dirección de las empresas, pero
«por su talento, no por cuotas» y manifestó que
ese papel debe apoyarse «desde abajo, no desde
arriba».
Incluso el Consejo
de Estado se opone a la norma. Ultima un dictamen
contrario a que la ley imponga la paridad en los
consejos de administración de las empresas, pues
la considera una intromisión insostenible
jurídicamente.
El IEF
defiende la paridad mediante «prácticas de
conciliación laboral» y no a través de «imposición
de las normas», ya que, a su juicio, «pueden
mermarla».
«Ésta es la visión
desde la que hay que trabajar. Difundir la
competitividad que gana con la igualdad», sub-
raya el organismo que agrupa algunas de las
principales empresas españolas. El IEF agrega que
el deber de las compañías es el de ser
competitivas, generar empleo y riqueza y que «si,
además, desean participar en un objetivo de
carácter social deben poder hacerlo, pero de forma
libre y voluntaria», informa
Servimedia.
«Inversión de
carga». El Instituto de la Empresa Familiar
critica también el «exceso de celo» que supone
«permitir lo que jurídicamente se denomina
inversión de carga»; es decir, cuando un hombre
tiene que demostrar su inocencia ante denuncias de
discriminación o
acoso.
«Existen delitos tan
deleznables como el acoso sexual, pero a lo largo
de la historia de la democracia, aun en momentos
en que han generado gran alarma social, nunca se
ha intentado combartirlos limitando la presunción
de inocencia. Tampoco debería hacerse en este
caso»,
dice.